Denuncian que Mercedes es una ciudad liberada para la venta y consumo de cocaína
La ciudad bonaerense de Mercedes sufre altos índices de consumo de cocaína, convirtiéndose en una trampa para muchos jóvenes, mientras que las autoridades también consumen y permiten su venta.
Mayormente la cocaína es comprada de forma minorista en villas de Capital Federal como la del Bajo Flores y distribuida en la ciudad, aunque también existen proveedores que abastecen a traficantes locales en mayores cantidades.
Aun en excepcionales casos de detención, los traficantes suelen ser excarcelados y continúan sus actividades desde el arresto domiciliario utilizando a los adictos como transportistas.
Los altos costos de la droga obligan a muchos consumidores a revender, multiplicando no sólo los puntos de distribución, sino también públicos vulnerables a la invitación del mundo del consumo.
Un bar histórico de la ciudad suele recibir a funcionarios judiciales que tampoco disimulan su consumo, mientras la policía bonaerense y fiscalías locales incluso han ocultado del público delitos cometidos por funcionarios públicos asociados al consumo de estupefacientes, evitando su judicialización.
Entre los casos más resonantes, se destacan los reiterados accidentes automovilísticos protagonizados por el intendente Juan Ustarroz, presuntamente bajo los efectos de la cocaína. Asimismo, la Fiscalía N° 5 habría ignorado pruebas de un intento de agresión del exconcejal Matías Dematei, atribuido a un episodio de psicosis inducido por el consumo de estupefacientes.
La venta se da sin disimulo además dentro de instituciones públicas como el hospital de la ciudad.
Lo grave de la situación es la gran oferta en busca de nuevos públicos que pone en peligro a la juventud mercedina, desprevenida y expuesta a un mercado sumamente agresivo.
Ni siquiera en los casos que involucran a menores de edad pertenecientes a familias funcionales es posible afrontar el problema, ya que la ciudad no dispone de centros de desintoxicación o internación para juveniles, ni se inician investigaciones para dar con los distribuidores en casos de intoxicación, según testimonios de padres cuyos hijos fueron alcanzados por el narcotráfico.
En una ciudad que durante tantos años declaró la guerra a la educación universitaria y al mercado laboral privado destruyendo puestos de trabajo legítimos, es decir, en una ciudad sin futuro, los jóvenes están predispuestos a encontrar el consumo atractivo.
Mercedes parece enfrentar un desafío monumental, que no solo pone en riesgo el presente de sus habitantes, sino que compromete seriamente el futuro de toda una generación.