Mercedes: Docente pasó infierno de 11 años investigada injustamente por abuso de menores
Gabriela Defelippe, docente de Mercedes, vivió once años atrapada en un calvario que nunca debió existir. Hoy, a sus 54 años, intenta reconstruir su vida y su vocación, después de haber sido señalada falsamente por abusos que nunca fueron probados.
Todo comenzó en 2014, cuando Gabriela trabajaba en el jardín 904. Fue desplazada bajo el artículo 139, acusada de supuestos golpes e improperios verbales. Pero Gabriela permaneció bajo investigación durante más de 11 años.
A los tres años, mientras estaba desplazada por la acusación del 2014 que tampoco se corroboró, recibió otra notificación policial para presentarse en Cámara Gesell por otra nueva denuncia pese que hacía 3 años no trabajaba con niños debido al desplazamiento, según lo que pudo averiguar este blog. Allí tuvo que enfrentarse a jueces, abogados, peritos y policías como una delincuente abusadora de menores. Pero la menor que la acusaba por abuso sexual mencionaba hombres que nunca habían estado en el jardín y describio a la supuesta abusadora con características físicas que no coincidían con Gabriela, mientras otra madre reforzaba el testimonio falso sumando mas acusaciones.
El juez determinó finalmente que tras la investigación, no podía asegurarse que la docente fuera la abusadora de la niña, y que los signos de abuso podrían tener otro origen. Sin embargo, a pesar de la resolución judicial, el Ministerio de Educación mantuvo abierta la investigación durante 8 años más, prolongando un sufrimiento innecesario hasta casi 11 años en total.
Los testimonios recopilados revelan que Gabriela sufrió desprestigio profesional, desempleo, daño psicológico severo y hasta un accidente doméstico grave, agravado por la medicación que necesitaba para sobrellevar la presión y el estrés, mientras que las causas en su contra cayeron sin nunca presentar evidencias concretas. Sus colegas siempre la apoyaron, pero la lentitud y la negligencia institucional le destruyeron la vida mientras el verdadero abuso permanecía oculto.