septiembre 21, 2025

Mercedes: la ciudad que se inunda mientras el Municipio festeja la Torta Frita

Las lluvias volvieron a convertir a Mercedes en una postal de abandono y miseria. Mientras tanto, el Municipio mira hacia otro lado, entretenido en festivales y propaganda.

Mercedes volvió a inundarse. Y no por una catástrofe climática inesperada, sino por una catástrofe política sostenida en el tiempo. Barrios enteros quedaron bajo el agua tras las lluvias recientes, mientras miles de vecinos debieron aislarse, improvisar defensas, y resignarse a otra jornada de barro, humedad y desesperanza.

La historia se repite con una precisión grotesca. Vecinos de calles como la 19 entre 130 y 132, o la intersección de 61 y 4, enviaron sus fotos mostrando como amanecieron bajo varios centímetros de agua. Las imágenes enviadas por vecinos hablan por sí solas: autos varados, casas con agua entrando por las puertas, chicos sin poder ir a la escuela, trabajadores empapados intentando salir a ganarse el día.

Pero lo más indignante no es el agua: es la indiferencia del poder. A pesar de los múltiples reclamos, advertencias y denuncias por falta de infraestructura, la Municipalidad de Mercedes sigue sin implementar un plan serio de drenaje urbano. Peor aún: las pocas obras que se anuncian quedan abandonadas, mal ejecutadas o directamente empeoran la situación.

En varios casos, los propios vecinos intentaron soluciones de emergencia: colocaron piedras en calles de tierra para mejorar el tránsito. Pero en lugar de recibir apoyo, fueron castigados. Personal de Obras Públicas —según múltiples denuncias— destruyó esas mejoras comunitarias.

En lugar de atender estas urgencias, la gestión municipal continúa destinando recursos, tiempo y personal a festivales, conciertos y actos propagandísticos. Entre una peña folclórica y la próxima «agenda cultural inclusiva», la ciudad se descompone por dentro. Mercedes se hunde, literalmente, mientras la gestión celebra.

No se trata de un hecho aislado. Se trata de un patrón. Año tras año, lluvia tras lluvia, los barrios de Mercedes pagan el precio de una administración que prefiere el espectáculo a la infraestructura, el marketing político a las obras reales. Se celebra la “inclusión” mientras se excluye a miles de vecinos del derecho básico a vivir secos, seguros y dignamente.

Y lo más grave: no hay consecuencias. No hay funcionarios removidos, ni planes de emergencia, ni mea culpas. Solo silencio, negación y fiesta.