Terror en hospital Dubarry: Abortó tras mal diagnóstico mientras enfermeras se burlaban y maltrataban, pusieron cunas en su habitación
Una vecina de la ciudad bonaerense de Mercedes que sufrió la pérdida de un embarazo de mellizos, denunció maltrato con ensañamiento en el hospital Blas L. Dubarry, y hasta burlas intolerables: entre gritos le metieron 2 cunas de bebés en su habitación tras perder a los mellizos.
La paciente que acudió al médico porque inicialmente no le bajaba el periodo fue derivada al hospital Blas L. Dubarry, en donde tras una ecografía le diagnosticaron nódulos en mamas y tiroides, descartando un embarazo, y le ordenaron consumir diferentes medicamentos.
Sin embargo, la mujer comenzó a presentar pérdidas, y aun en dudas acudió al hospital Militar en Capital Federal, donde tras medicarla y practicarle análisis, se obtuvo un resultado positivo de embarazo, que fue confirmado tras una segunda ecografía, se trataba de bebés mellizos con 12 semanas de gestación.
La confirmación del embarazo fue acompañada de una advertencia preocupante: Los bebés estaban ahí, pero tras las pérdidas no podían asegurar su estado de salud, y la continuidad del embarazo podría poner en peligro a la madre, era necesario abortar por razones médicas.
La paciente recibió instrucciones sobre como llevar a cabo el aborto con medicación para ese objeto, y realizó el procedimiento, pero algo no salió bien y comenzó con un episodio de hemorragia, por lo que su pareja solicitó una ambulancia.
A pesar de los pedidos al personal del SAME para que el traslado sea a la Clínica Nueva Cruz Azul, el personal del SAME informó que ellos solo pueden trasladar al hospital Blas L. Dubarry, donde finalmente fue internada y se desató un verdadero calvario traducido en maltratos, burlas y acoso incluyendo a la pareja de la paciente.
La vecina fue “depositada” por el personal en la habitación 215, con problemas de humedad en las paredes, a oscuras, sin botón para solicitar asistencia y abandonada mientras se retorcía de dolor y sus pedidos de ayuda eran ignorados por enfermeras que se burlaban de su situación, a la vez que fue aislada de su pareja, totalmente indefensa sin nadie que vele por su interés o que intente atenuar sus dolores.
Cuenta que la sala de enfermeros estaba muy cerca de su habitación, y que mientras era víctima de dolores insoportables podía escuchar las risas y bromas de los enfermeros que le negaban auxilio.
En una ocasión 2 enfermeras se acercaron a la habitación, lo que aprovechó para reiterar su solicitud de ayuda, pero cerraron la puerta diciéndole que se duerma y dejándola sola a oscuras nuevamente. Fue una residente médica quien más tarde por su cuenta gestionó y administró un medicamento para el dolor.
Finalmente el personal permitió que su pareja pudiera cuidarla en la habitación, pero el hombre con problemas de salud, quien tiene una prótesis en la espalda también comenzó a ser objeto de acoso por parte de las enfermeras que comenzaron a ingresar frecuentemente a la habitación en horarios insólitos de madrugada para prohibirle descansar en la cama vacía junto a la de su pareja.
Cuenta la paciente que su pareja debía hacer el trabajo de las enfermeras, limpiar la sangre, manipular y cambiar a la paciente ensangrentada, entre otras tareas, y aun así las enfermeras ingresaban a cualquier hora de la madrugada para gritarle que no podía descansar en la cama vacía y que debía permanecer en una silla aun sabiendo que el hombre tiene una prótesis.
El maltrato hacia la pareja, con problemas de espalda, provocó un mayor estrés en la paciente, al punto en que solicitó que se retirara a su casa para no verlo más víctima de la crueldad del personal del nosocomio.
Como el proceso de aborto no funciono completamente, la mujer debió ser intervenida en el quirófano, y al no ser efectiva la intervención, debió ser llevada al quirófano una segunda vez para completar el proceso.
Tras las intervenciones en quirófano para completar el aborto de los mellizos, una noche enfermeras ingresaron nuevamente de madrugada a la habitación gritándole a la pareja que no descansara y se sentara en la silla, para increíblemente dejar 2 cunitas dentro de la habitación.
Es decir, que tras un aborto indeseado de mellizos, forzado por riesgos clínicos, las enfermeras ubicaron 2 cunas en la habitación de la paciente, cuyo trauma psicológico era mayor al físico.
Durante un diálogo con un médico, en el que contó lo sucedido, este le sugirió que solicitara el alta y recurriera a otro centro, advirtiendo de los problemas en la calidad de atención en el nosocomio.
La mujer sorprendida e indignada le preguntó cómo era posible que diera esa sugerencia en lugar de denunciar la situación ante el director del hospital, pero el médico insistió en que esa es la situación del hospital y en que esta no cambiaría a la vez que recomendó que mientras siguiera ahí, su pareja estuviera presente.
Aparentemente, el médico habría intentado interceder en favor de la paciente llamando la atención de las enfermeras, porque tras aquel diálogo estas se burlaban frente a la paciente de los sermones del doctor.
Tras ser dada de alta, la víctima solicitó en enfermería su libro de guardia para ver los nombres de las enfermeras que la torturaron física y psicológicamente, pero se lo negaron, al igual que su epicrisis, que finalmente logró obtener por otros medios y que la sorprendió al ver “Interrupción voluntaria del embarazo”, cuando la interrupción había sido por motivos clínicos, según se le informó anteriormente, por lo que decidió ese procedimiento.
Los nombres de las enfermeras que pudo averiguar tras ser liberada son: Marcela Bordo, Marcela Mosquera, Vanesa Rufini, Karina Tapia, Monica Argañaraz e Irene Manzano.
Luego de abandonar el hospital Dubarry, la paciente acudió nuevamente al hospital Militar, donde le informaron que todavía quedaban restos de placenta en su cuerpo, lo que podría haberle causado la muerte de no haber sido detectado y tratado en Capital Federal.
Tras la traumática experiencia intentó obtener la ayuda de Defensoría ubicada en la calle 30 entre 27 y 29 para reclamar por lo sucedido, pero los funcionarios del organismo se negaron a aceptar la denuncia contra el hospital, como suele ocurrir con las quejas contra empleados y organismos públicos.