Destrucción por temporal evidencia robo de obra pública en Mercedes

Si la falta de transparencia y el deterioro de la ciudad bonaerense de Mercedes no era suficiente para evidenciar el robo de fondos de obras públicas, el temporal huracanado del domingo terminó por confirmarlo.

Mercedes fue una de las ciudades más castigadas por el temporal en la región como consecuencia de la falta de obras disimulada con canteros de flores y una calesita.

Miles de árboles enredados en cables de luz que a pesar de las quejas de vecinos los empleados municipales y de la empresa Eden se negaron a podar durante años, junto a miles de postes podridos crearon las condiciones perfectas para la tragedia que vive la ciudad.

De hecho uno de los principales debates entre los mercedinos detractores del intendente Juan Ustarroz y quienes lo apoyan suele centrarse en la obra pública: Mientras los detractores quieren obras de infraestructura, Ustarroz y sus seguidores prefieren volcar esos fondos en proyectos populistas: Una calesita, mesas de ping pong, seminarios de transexualidad, etc.

La discusión sobre las obras incluso llegó a la justicia cuando en el 2022 ante los permanentes cortes de luz, aproximadamente una decena de vecinos solicitaron información sobre la inversión en obras relacionadas al tendido eléctrico.

En esa ocasión, el fiscal oficialista Sebastian Villalba lejos de investigar la denuncia de los vecinos por falta de obras, salió en defensa de Edén y de la Municipalidad desestimando la denuncia con argumentos pobres que contradicen otras resoluciones de otras fiscalías del país.

Resignados ante la corrupción del fiscal (Algunos hasta asustados por el carácter mafioso de la justicia), aquel grupo abandonó los reclamos y la ciudad continuó deteriorándose sin ninguna resistencia hasta que llegó un temporal cuyo potencial de destrucción fue bienvenido y amplificado por la falta de infraestructura.

Sin embargo, el tendido eléctrico deficiente no es el único ejemplo de precariedad: Una pobre red cloacal, calles destruidas (En muchos casos por la propia maquinaria municipal), escuelas destruidas, y más obras abandonadas incompletas exponen una política totalmente negligente y la desaparición de fondos públicos.

Esto no sorprende si recordamos que en el 2019 la gestión de Juan Ustarroz fue renovada tras un triunfo logrado con el lema “El cemento no se come”, declarándose públicamente enemigo del desarrollo de la ciudad.